Inyectar nuevas energías, aprovechar lo que se tiene y no rendirse antes las vicisitudes son tres variables de una fórmula que pudiera involucrar más elementos, pero solo con estas el resultado se hace positivo y palpable, ese resultado que tanto Moa necesita. Dueña de su destino, y con 80 años, despierta de su letargo, y gracias al esfuerzo de sus habitantes trata de revertir las huellas que el tiempo ha plasmado en su imagen.